martes, 24 de febrero de 2009

Cine Sonoro RAI. 1934

Cine Sonoro Rai, 1934, primer cine con imagenes y sonido-musical- del mundo, se patentó en 6 naciones: Estados Unidos, Inglaterra , Francia, Alemania, Suiza y Argentina. Lo realizó en Payá Hnos. Raimundo Payá Rico con la colaboración para el sonido de su amigo Claudio Reig.

sábado, 21 de febrero de 2009

3ª Generación de Payá Hnos. S.A,

PAYA HERMANOS: 3ª GENERACIÓN

Por Raimundo Payá Moltó.
raimundopaya@telefonica.net



El Consistorio Municipal ha dedicado a Nicolás Payá Jover una plaza y un monolito. Es un buen momento para acercarnos a su figura y ello no es posible sin encuadrarlo dentro del contexto histórico de la familia a la que perteneció.
Los fundadores de la juguetería fueron de mayor a menor Pascual, mi abuelo que nace en 1878, Emilio que nace en 1882 y Vicente nacido en 1886. Nicolás es hijo del menor. Nació el 6 de diciembre de 1911. Era el mayor de sus hermanos.
En 1917 empieza a trabajar en la fábrica mi padre, Raimundo, a los 16 años. Fué totalmente autodidacta. Sus hermanos Ramón y Artemio ya cursaron estudios. Ramón de peritaje mercantil en la Escuela de Comercio de Alicante y Artemio hizo el peritaje industrial en Alcoy y posteriormente se licenció en farmacia. Ellos fueron la segunda generación que según los historiadores, alumbró la primera época de Payá Hermanos que llega hasta 1936, denominada la era de oro del juguete de hojalata.
La segunda época coincide con el paréntesis a que obligó la guerra civil española. Payá y Rico fueron socializadas formando una sola unidad de producción enclavada en las naves de Payá. A esta unión que duró hasta el 31 de octubre de 1937, le llamaron Industrias Payá y Rico Socializadas U.G.T. y subtitulaban (Antes Payá Hermanos S.A. Y Rico, S.A.). El uno de Noviembre crearon la Cooperativa Obrera Rai, sin participación aún de las familias, regentada por el Control Obrero Industrial U.G.T. que duró hasta 1939. La fábrica Nacional de Armamento número 27 que pertenecía a la subsecretaría del gobierno radicado en Valencia, también estuvo en las naves de Payá. Fabricaron balas de diferentes tipos y espoletas de bombas.
La tercera época va de 1939, año en que las familias propietarias volvieron a hacerse cargo de sus fábricas, hasta 1984 en el caso de Payá.
La tercera generación cursó estudios superiores. Tras la guerra Nicolás acaba Ingeniería Industrial en Madrid en 1941 e Ismael termina, también ingeniería industrial, en Barcelona en 1942. Ambos vuelven al pueblo y se incorporan a la empresa de sus mayores con sus flamantes y cotizados títulos.
Nicolás conoció a su esposa Gloria Pérez-Payá en el último curso de la carrera. Pertenecía a una familia oriunda de Ibi que vivía en Madrid. Se casaron en 1942. Ismael se casó en 1943 con Carmen Benedito que procedía de Gandía.
A Ismael le encomendaron la tarea de montar la fábrica de Alicante, sita sobre 20.000 m2 en el Polígono Santo Domingo en el Barrio de San Blas. La decisión de montar las nuevas naves en Alicante obedeció a dos razones fundamentales. La primera la posible escasez de mano de obra que podía producirse en el pueblo y la segunda la tranquilidad que daba poner kilómetros por medio para que no copiaran con facilidad sus nuevos modelos. Ibi tenía entonces unos 3.500 habitantes y ya habían surgido varias fábricas jugueteras.
La fábrica de Alicante empezó a funcionar en 1945 aunque la inauguración oficial se llevó a cabo el 28 de Febrero de 1948. Tenía 55 empleados 30 varones y 25 mujeres.
A Nicolás lo destinaron a la Jefatura del Taller Mecánico de la fábrica de Ibi. Vino a sustituir al obrero Francisco Rico León conocido como Paco el de Cêlia. Fue nombrado encargado del taller mecánico el 15 de julio de 1926, y repuesto en su cargo tras la guerra. En su nombramiento se dice: “Se le reconocerán la autoridad y atribuciones que dicho cargo le confieren”.
Nicolás se ocupó también de montar la Escuela de Formación Profesional y la de Aprendices que titularon de Preaprendizaje. Su título y sus desplazamientos habituales a Madrid a ver a los familiares de su esposa, hicieron que fuera él quien se encargara de los trámites y la dirección de esta gran obra.
La formación de los empleados había sido una constante en Payá desde los primeros tiempos. Así lo certifican los anuncios que hemos podido recuperar del archivo de los años 1919, 1921 y 1923 y que adjuntamos. En ellos, como puede verse, se invita a los obreros y obreras a asistir a las clases nocturnas, por cuenta de la casa.
Desgraciadamente en los años cuarenta la formación fue solo para los varones. Acudían los hijos de los empleados y excepcionalmente algún otro mozalbete. Era el lugar, donde seguía impartiéndose formación, de los 10 a los 14 años y además se encaminaba a los estudiantes a los diversos oficios de la empresa a la que podían acceder a partir de esa edad. Corría la leyenda de que los muy buenos iban a la Oficina Técnica, los buenos, según sus aptitudes, a la Administración o al taller mecánico, y el resto a cuchillería.
El profesor de la Escuela de Aprendices era el maestro D. José Carbonell impartía las clases en horario de 9 a 12 y de 3 a 5 incluidos los sábados. El maestro era famoso por el férreo mantenimiento de la puntualidad, el orden y la disciplina incluso imponiendo severos castigos. Más de uno tuvo que escribir quinientas veces los ríos de España en los cartoncitos que sobraban de los recortes de las cajas de juguetes, que todo se aprovechaba en aquellos tiempos.
La formación era totalmente gratuita y además se proporcionaba a los alumnos los libros y material escolar necesario para el desarrollo de las clases que a la sazón consistía en cuadernos, lápices, gomas de borrar, reglas, y las famosas plumillas para mojar en los tinteros. Los lápices, las plumillas y las gomas de borrar se reponían cuando los alumnos entregaban al maestro el último cabito y había transcurrido el tiempo de duración previsto. Todo se cuidaba mucho. Ví en repetidas ocasiones a mi abuelo afilando de nuevo las plumillas, sobre todo las de dibujo lineal, que volvían a utilizarse con tinta china. A los aprendices se les llevó de excursión a Benidorm a ver el mar y a bañarse. Fueron con sus madres. Una gran oportunidad para, por primera vez, conocer el Mediterráneo.
La Formación Profesional a principios de los cuarenta solo se impartía en Madrid en el Centro Virgen de la Paloma y en esta escuela de Payá en Ibi. Las clases se desarrollaban a lo largo de cuatro cursos, después del horario laboral, en las aulas que Payá construyó a tal efecto, en la calle Santa Rita, enfrente de la fábrica. Estas clases también eran gratuitas incluso el material. Asistían los chicos que ya trabajaban en la empresa. Se estimulaba la asistencia pagando, incluso los domingos, una peseta a los de primero, dos a los de segundo, tres a los de tercero y cuatro a los de cuarto. Este dinero a veces se entregaba y otras iba a parar a un fondo para realizar viajes para visitar y aprender de otras empresas importantes como Marconi y la Estándar en Madrid, Pegaso en Barcelona o La Comercial Terrestre y Marítima. Si faltaba dinero para poder realizar el viaje lo ponía la empresa.
A las obreras no se les dieron estas oportunidades quizá por el mandato de la época “liberaremos a la mujer del taller y la fábrica”. Muchas aceptaban la dote que les daban si dejaban el trabajo al casarse. Eso me comentó María Valero, “La Poca”, que aún recuerda que encontraban muy injusto que las que no se casaban y seguían trabajando no tuvieran dote.
La Formación Profesional tenía una parte teórica y otra práctica. La teoría la daban Nicolás e Ismael, José Monllor, Francisco Rico León y otros. Y la parte práctica la desarrollaban los propios maestros de taller de la fábrica que estaban en el Taller Mecánico como Alejandro Moltó Gómez, “el tío inflaglobos”; Fernando Navarro, “el tío colasero”; Rafael San Juan, “lladoro” que luego fundaría Talleres El Carmen, y otros. En los últimos años ya daban clase algunos de los primeros alumnos que se formaron en la escuela y seguían trabajando en Payá como maestros de taller, ese fue el caso de Vicente Martínez Guillén, “Panfígol” y Olegario Bernabeu que daba dibujo lineal.
Los alumnos obtuvieron diversos premios en los distintos concursos en los que participaban. Destacaremos el premio internacional de ajuste otorgado a Juan Vicedo García “Quintín”. En 1956 el primer premio internacional de matricería y ajuste que ganó Ramón Valero García. En 1965 el primer premio internacional de ajuste fue para Rafael Bravo Bautista que trabajaba en Payá Alicante y el honor para Olegario Bernabeu que quedó finalista en la ciudad de Almería, en la especialidad de delineación.
A finales de los cincuenta se creó una fundación con todos los empresarios locales, para construir una Escuela Oficial de Formación Profesional. Se ubicó junto al Colegio de los Salesianos y fue regentada por ellos ya que desde su fundación los salesianos siempre habían contemplado la formación profesional como una de sus tareas primordiales.
Nicolás Payá a partir de esos momentos ya no tuvo que ocuparse de los temas de formación dedicándose a su labor en la Jefatura del Taller de Matricería. Actualizó la tecnología de fresas y prosiguió su tarea hasta su jubilación.

El adulto que no juega pierde el niño que vivía en él. Pascual Payá Lloret fundador de Payá Hnos.jugando con sus nietos


Cine Sonoro Rai

CINE SONORO RAI.

Por Raimundo Payá Moltó.
raimundopaya@telefonica.net

Dentro del mundo de los juguetes antiguos mucho se habla de los de hojalata, y más en concreto de los fabricados en la época llamada de oro o esplendor de Paya que dicen abarca de 1920 a 1936 del pasado siglo.
Por eso figuran como piezas emblemáticas, entre otros, el Bugatti y la moto Tuf Tuf pero no he visto que se resalte para nada el Cine Sonoro Rai, cuando fue un juguete con varias patentes internacionales.
En el libro “Payá 1905-2005 Cent anys de Joguets” Catálogo editado con motivo de la Exposición realizada en el MuVIM, del 30 de Noviembre de 2005 al 9 de Enero de 2006, en el apartado de la Edad de Oro de Juguetes dice que sobresalen los juguetes históricos y los agrupa en los siguientes apartados: Coches de carreras, aviones, motos, tranvías, personajes mecánicos, barcos y barcas, transporte público, vamos al circo y camiones. Pero no hace mención alguna a la serie de cocinas con su menaje que son de una verdadera belleza.
Del cine dice que en 1934 Payá, ante el triunfo del cine Nic, de los hermanos Nicolau de Barcelona, sacó al mercado el Cine Sonoro Rai que combina la producción de las imágenes con la audición sonora o musical que le acompañan. Era una combinación muy ingeniosa de pianola y cine. La película es de papel con perforaciones por donde sale el aire impulsado por un fuelle situado en el interior que hace vibrar las lengüetas de una armónica. Al estar las perforaciones y las imágenes en la misma película, se sincronizan los sonidos y los dibujos. El mecanismo era muy sofisticado para la época tanto que muchos años después este mismo sistema se adoptó en las computadoras de tarjetas perforadas que solo dejaban pasar la información por la parte perforada.
Tamaña innovación merecía una marca nueva. Es a partir de ese momento cuando comienzan a utilizar la marca Rai.
En el mercado español existía efectivamente el Cine Nic pero mi padre, como técnico de Payá, se documentó ampliamente. No se conformó con estudiar ese aparato sino que también investigó los cines de juguete del mercado internacional como el Dougraph Inc. de Nueva York, La linterna mágica de Leonard Mullerd de Alemania de 1930, y el Pathé Baby de Francia entre los mas importantes.
Todo esto lo sabemos gracias a los fondos del Museo Valenciano del Juguete que proceden de Payá Hermanos S.A. Los 24 tipos de cines, están catalogados pero no expuestos. Pertenecen a diferentes épocas. De España debemos destacar el modelo Jefe Baby fabricado por la Industria Saludes de Valencia. Del mercado internacional también son dignos de mención el Bral de Italia, el Cine Minilar de la firma Minilap, el G.W. de Hong Kong y el Taki y el Piccolo de Alemania entre otros muchos.
Del Cine Sonoro Rai hay que destacar que se patentó, además de en España, en Francia, EE.UU., Alemania, Gran Bretaña y Argentina.
En Francia se presentó la patente con fecha 13 de noviembre de 1934 a las diez horas y un minuto. En Alemania el 1 de noviembre de 1934 y se aceptó con el número 653182. En Gran Bretaña el 10 de mayo de 1935, aceptándola el 3 de enero de 1936 con el número de expediente 13742/35. En Argentina se concede el 12 de julio de 1935, por diez años, y con fecha 21 de abril de 1945 fue de nuevo renovada. El documento consultado dice: “actualmente está en explotación en el territorio de esta República y se conceden licencias a terceros para seguir explotándola”. La firma que lo fabricaba se llamaba Staff.
En U.S.A. se patentó el 23 de Enero de 1935 con el número 2.075.470, a partir de la patente de Suiza del 24 de octubre de 1934.
Estas patentes internacionales confirman el carácter pionero e innovador del Cine Sonoro Rai un juguete que como ningún otro combinaba la imagen y la audición musical.
El proceso de invención de este modelo lo desarrolló mi padre Raimundo, aportando la técnica en sí pero la llevó a cabo con la colaboración de su amigo Claudio Reig que era un gran aficionado a la música. Le ayudó en el apartado de sonido, entre los dos construyeron un estupendo juguete que superaba con creces al líder del mercado el cine Nic.
Hay que resaltar que Claudio Reig fue el primer taller auxiliar de la Industria del Juguete que se montó en Ibi. Además del mecanismo del cine sonoro fabricó los que simulaban el llanto o la risa de las muñecas. Posteriormente evolucionó hacia la fabricación de armónicas.
Claudio Reig empieza como taller auxiliar en un porche, sito en las cuatro esquinas, la parte de la calle Mayor donde él vivía. Luego pasó a montar una pequeña fábrica en el carrer Les Eres número 40. Así empezaban la inmensa mayoría de las industrias ibenses, desde una pequeña infraestructura evolucionaban gracias a la reinversión de los beneficios que se generaban con su trabajo diario, excepto la fábrica Rico S.A. que es la primera industria que se monta en Ibi con un fuerte capital inicial.

Características de los cines Rai :

El sonido se consiguió a base de una armónica que presenta una serie de ranuras coincidentes con las lengüetas, con independencia unas de otras. Por estas ranuras al paso de la cinta y a medida que coinciden con ella los agujeros de la película, el aire que genera un fuelle, pasa y produce los sonidos.
La película agujereada que contenía las imágenes y los textos podía ser de papel, celuloide o tela aunque las películas de Payá eran todas de un tipo especial de papel vegetal.
En 1934 se hicieron dos modelos con la misma carcasa. El de referencia número 720 era el sonoro. Tenía un peso de 2.070 gramos. El de referencia número 722 era mudo y tenía un peso de 829 gramos. Este modelo se replicó en 1940 en plena posguerra, con la referencia 724 tenía un peso de 560 gramos. La reducción del tamaño de la carcasa se debió a dos motivos fundamentales: abaratar el precio y ahorrar materia prima puesto que la hojalata era escasa.
En 1945 seguía la escasez. Fabricaron entonces el Mono Cinema un modelo muy simplificado del mudo y totalmente distinto. Su referencia era la 743 y tenía un peso de 50 gramos. Lo publicitaron mediante un cartel simpático y representativo de la forma de hacer publicidad de aquellos años. Las películas se fabricaban en Barcelona. Eran de nueve milímetros y con ranura central para insertarse en la lengüeta del aparato.
En las instrucciones para el funcionamiento de los proyectores, referencia 720, 722 y 724, lo mas curioso es lo que dice en cuanto al enfoque: “la proyección debe hacerse como máximo a tres metros. Al enchufar el proyector si las figuras se vieran borrosas se enfocará regulando por el tubo objetivo hasta que la proyección resulte bien, debe comprobarse la proyección en las dos posiciones de la manivela en las cuales debe quedar la pantalla lo mas igualmente iluminada posible. Si así no ocurriese se puede variar la posición de la lámpara aflojando el tornillo situado en la parte posterior y en lo más alto del proyector, moviendo la tapa en sentido vertical hasta ver mejorada la proyección.” Y continúan: “Se da vueltas a la manivela en el sentido de las agujas del reloj hasta el fin”. Y concluyen con esta nota : ”Es conveniente apagar la luz del proyector durante el tiempo de cambiar las películas” . Esto no era solamente para ahorrar luz, que ya era importante, sino para que no se fundiera la lámpara, durara mas y no calentara innecesariamente el aparato.

Las películas

Las mudas tenían la referencia 723 y las sonoras la 721. Los dibujos de las películas, en un principio, fueron realizados por un dibujante valenciano. Después de la guerra civil, desde 1940, las realizó Patricio Payá Belda natural de Novelda con el que mi padre trabó amistad en el Castillo de Santa Bárbara de Alicante que fue habilitado como cárcel. Aunque llevaba el apellido Payá no era de nuestra familia. Seguramente mi padre le ofreció este trabajo porque conocía bien sus dotes artísticas. En la cárcel pasaba muchas horas haciendo caricaturas graciosísimas. Aceptó el trabajo y se vino a vivir a Ibi. Se hospedaba en la hostería del pueblo. Fue él quien sugirió a los dueños que le pusieran por nombre Hostería El Laurel en memoria de Don Quijote de la Mancha. Aún hoy conserva este hermoso nombre.
Patricio era un personaje culto y con un gran sentido artístico. Además de inventar, escribir y dibujar las películas diseñó toda la cartelería publicitaria de Payá de los años 1940 y 1945 incluyendo el anuncio del Mono Cinema.
Las películas mostraban los cuentos infantiles más populares como
Blancanieves y los siete enanitos, La Cenicienta, Caperucita Roja, Alí Babá y los 40 ladrones y otros. También se ocupó de D. Quijote de la Mancha y de las fiestas y costumbres del pueblo que plasmó en títulos como Las Tortas del tío Juan y muchos más. Pero lo mejor fueron los personajes que Patricio creó como Carlitos, un niño que bailaba la popular Raspa, y en sucesivas peliculitas nos contaba sus aventuras, sueños y correrías; Pepillo el detective; La bruja Pepa; Pedrín; Mikito contrabandista, boxeador, en el circo, en la selva mejicana o en América. Toni y sus aventuras en el buque pirata o en la isla Betúm.
Y esto es sólo una pequeña muestra porque había referenciados ciento un títulos. El catálogo también avisaba de los que estaban en preparación y del mes en que iban a salir al mercado.
Pero lo que con más cariño recuerdo eran las tardes de los domingos, los únicos días en que mi padre no iba a la Fábrica, que nos reunía en torno al cine sonoro Rai y nos proyectaba todas esas peliculitas que tan felices nos hacían. Junto al cine, como más tarde ante las primeras televisiones, nos reuníamos familiares y amigos. Con el cine Rai nos lo pasábamos bomba. Me siento orgulloso de que esa marca sea el nombre con el que me conocen mis allegados.

Pascual Payá Lloret de iletrado a personaje ilustre

PASCUAL PAYA LLORET DE ILETRADO A PERSONAJE ILUSTRE DE ESPAÑA.

Raimundo Payá Moltó
raimundopaya@telefonica.net


En el padrón de 1889 de Ibi dice que en la calle San Blas nº 43, vive, con su familia, Pascual Payá Lloret de once años. No sabe leer ni escribir.
Esta circunstancia es comprensible a la luz de la realidad sociocultural del Ibi de aquellas décadas de finales del siglo diecinueve y principios del veinte. Según el padrón, sólo dieciocho personas tienen una capacidad media o alta y más de la mitad de ellos eran maestros y curas, a otra mitad, terratenientes.
Todavía en 1920 cuando la industria ya desempeña un papel importante en la economía local casi la mitad de la población de Ibi era analfabeta. Si bien eran un porcentaje similar o incluso inferior a la media provincial, se alejaba de la media de Barcelona, ciudad donde radicaba la competencia del juguete.
Mi familia, conscientes de las limitaciones que su preparación, meramente artesanal, representaba para una industria que había alcanzado unas dimensiones muy superiores al antiguo taller familiar, trataron de aminorar este problema desde fechas tempranas pagando a sus trabajadores para que pudieran realizar estudios nocturnos y no sólo a los varones. Lo atestiguan los avisos que la empresa colgaba en el tablón para los empleados y que se conservan en el Museo del Juguete, de los años 1919, 21 y 23 en las que se dicen:
“Quedan abiertas clases gratuitas nocturnas para todos los obreros y obreras de nuestras fábricas que deseen asistir a cualquiera de las escuelas de los Sres. D. Anselmo Coloma, D. Pedro Más, D. Tomás Picó y D. Alvaro Verdú; se entiende, que los honorarios de dichas clases serán de nuestra cuenta”. Incluso en la nota de 1923 dice que “Queda abierta clase nocturna para el personal de esta fábrica que deseen asistir a la escuela de D. Francisco Fau Peidró, quienes deseen asistir deberán solicitar antes en nuestras oficinas la correspondiente papeleta”.
Ya después de la guerra civil en 1942, Payá creó la Escuela de Aprendices, y la de Formación Profesional, esta vez sí sólo para los muchachos, eran otros tiempos. Su labor de formación se orientó especialmente a los ajustadores y matriceros. Procuró a los muchos que allí se formaron unos conocimientos de gran valía reconocidos a través de los Premios que consiguieron sus alumnos Juan Vicedo y Ramón Valero en diferentes concursos provinciales, nacionales e internacionales. Otros no lograron premios pero su formación contribuyó a sentar las bases que han permitido que el pueblo de Ibi tenga un desarrollo industrial.
Esta inquietud por la formación, en principio para salir del analfabetismo y posteriormente para labrarse un porvenir profesional, que siempre tuvo el abuelo Pascual es un legado inapreciable que Payá dejó para el pueblo y estoy seguro de que las circunstancias que rodearon su infancia pesaron mucho a la hora de persistir en este gran empeño. Quiso ahorrar a los demás lo que él tuvo que sufrir.
Días pasados he recibido una carta de la Real Academia de la Historia en la que me notifican que la Comisión de Ciencias Económicas, Políticas y Sociales de la Real Academia de la Historia, constituida por sus excelencias: Da. Carmen Iglesias, D. José Angel Sánchez Asiaín, y D. Manuel Jesús González, han considerado la inclusión de la biografía de D. Pascual Camilo Payá Lloret en la obra: Diccionario Biográfico Español de Personajes Ilustres. Carta que entregué a nuestra Alcaldesa para que quede en el Archivo Municipal y para que las autoridades municipales actúen como crean conveniente ya que como Personaje Ilustre de España nacido en Ibi, sólo tienen a mi abuelo Pascual.
Y para terminar quiero hacer saber que la cadena de Televisión Valenciana Punt Dos en un programa que van a iniciar llamado “Pioners”, dedicarán una sesión al abuelo Pascual. En cuanto sepa el día en que va a emitirse lo notificaré por este mismo medio.

LA CRISIS EN LA INDUSTRIA JUGUETERA

Por Raimundo Payá Moltó
Correspondencia: raimundopaya@telefonica.net

Me refiero a la crisis de 1929 crak económico que según los economistas, es comparable a la que padecemos en la actualidad porque se produce un periodo de crisis económica en nuestro país, resultado de las influencias de la economía mundial.
Los años treinta fueron años de grandes tensiones sociales. También en Ibi. Hubo enfrentamientos entre obreros y patronos y numerosas huelgas que desembocaron en nuestra Guerra Civil de 1936.
Aunque esta crisis afectó prácticamente a toda la industria española no llegó a la industria juguetera ibense.
Leyendo el catálogo publicado en 1997 con ocasión de la Exposición Antológica del Juguete Español y el Ferrocarril encuentro este párrafo: “Payá salió airosa en este sector a causa de las mejoras técnicas, de la buena calidad de sus productos, por la diversificación de la gama de modelos y por la capacidad creativa de Raimundo Payá. Estas circunstancias unidas a los avances de los procesos de estampación litográfica, dieron lugar a la fabricación de los más bellos juguetes de hojalata”.
Descendiendo a detalles es en 1930 cuando Payá empieza a producir como novedad, trenes eléctricos con el ancho de vía de galga 0. continuando su gama iniciada en los años veinte con los trenes a resorte. Produce la primera máquina de tren eléctrico de España en 1931 y además una gran diversidad de accesorios tales como túneles, vías, señalizaciones, estaciones, desvíos, etc.
Esta fue la época dorada del juguete de Ibi que llegó hasta 1936.
No sólo fue la gama de trenes sino también de coches. En 1930 Payá fabrica el magnífico coche de carreras Bugatti que fue la versión desarrollada de 1928. Su versión económica fue muy popular, al ser de precio más barato. También lanzó en 1930 el bólido Gran Flecha, inspirado en el Silver Bullet que ganó, a finales de los años veinte, el récord de velocidad en el Lago Salado de Estados Unidos. Es casi igual que el Flecha de Plata de Rico quien fabricó, con la misma estructura, cuatro modelos.
También pertenece a esta época el autobólido con dirección y claxon. Es un coche más completo porque las ruedas fueron de mayor tamaño, litografiadas, con tapacubos y radios.
En 1932 fabricó coches de hojalata litografiada a resorte en varios colores, según el modelo, el conductor y acompañante eran troquelados y las litografías eran en rojo y amarillo, azul y rojo y amarillo y azul.
Picó también en 1930 fabrica un interesante coche de carreras en color crema. Es uno de los pocos bólidos que llevan el conductor a la izquierda y con gafas sobre el casco.
Rico fabricó un pequeño coche de carreras. Es uno de los numerosos juguetes llamados “penny toys” juguetes que se vendían a real. Sin cuerda, para que fuera más barato y estuviera al alcance de todos los bolsillos.
Todos estos juguetes tan singulares y otros muchos de diferentes firmas ibenses y de la misma época, se pueden ver en el Museo Valenciano del Juguete de Ibi.
Bien es verdad que haciendo comparaciones entre ambas crisis económicas quizás habría que decir que Ibi en aquellas décadas fue la China actual pero el éxito que obtuvo la industria de nuestro pueblo se debió a que pudo superar la crisis gracias a que aplicó estos cuatro principios: mejoras técnicas, buena calidad, diversificación de la gama de modelos y gran capacidad creativa. Las industrias que hoy apliquen estos cuatro principios quizás logren también superar la crisis actual.